A la hora de hablar de “duelo migratorio” siempre me viene a la cabeza la historia de mis padres, ya que ellos, cuando eran más jóvenes tuvieron que emigrar de sus casas en busca de trabajo. Todo y que el país era el mismo, ya que solo cambiaron de comunidad autónoma, según sus relatos, la experiencia fue muy dura, ya que dejaron a la familia en casa y tuvieron que hacerse una vida en solitario.
En el caso de mi madre, tuvo que convivir que otras familias y eso, el tener que trabajar en otra casa con otra familia, aún le hacía tener más nostalgia de su hogar.
En el caso de mi padre, no fue tan radical, ya que se vino a trabajar a Barcelona con alguno de sus hermanos, lo que hizo que el lazo familiar no se perdiera tanto.
Esto, lo que hace pensar es que el tener que salir de tu hogar en busca de trabajo o de nuevas oportunidades siempre resulta difícil, y aun más cuando este camino lo emprendes solo, sin la ayuda de nadie. Así pues, esta situación supongo que es parecida con la que padecen los inmigrantes que vienen a nuestro país, con el agravante de que algunos tienen que cambiar también sus culturas y sus costumbres que son más diferentes y adaptarse a las que tenemos aquí.
Por eso, resulta muy importante para ellos que nosotros desde aquí les ofrezcamos nuestra ayuda para que se puedan sentir como en casa, y no sentirse rechazados por nosotros porque, como ya he dicho, no debemos olvidarnos de que algún día, nosotros o nuestro entorno más cercano, también tuvo que emigrar y sufrió ese duelo migratorio.
miércoles, 10 de junio de 2009
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